El pintor nació en los Países Bajos, en 1898. Borges solo un año después en Buenos Aires. Los dos inauguraron el XX ¿Por qué no imaginar un encuentro entre ambos personajes en un café de cualquier ciudad europea? Una conversación prolongada sobre arquitectura y tiempo, sobre matemáticas y física cuántica, sobre Einstein y su teoría de la Relatividad. ¿Por qué no una partida de ajedrez que durase horas y horas?
Ahí van retazos de lo que ví y escuché:
Relatividad, 1953 (litografía)
“A la impresión de enorme antigüedad se agregaron otras: la de lo interminable, la de lo atroz, la de lo complejamente insensato. Yo había cruzado un laberinto, pero la nítida ciudad de los inmortales me atemorizó y repugnó. Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura, pródiga en simetrías está subordinada a ese fin. Abundan el corredor sin salida, la alta ventana inalcanzable, la aparatosa puerta que daba a una ventana o a un pozo, las increíbles escaleras inversas, con los peldaños y la balaustrada hacia abajo...” El inmortal, 1949
Escher intentatba representar con los medios de la perspectiva clásica una extensión espacial infinita en un espacio delimitado. Es la paradoja que Borges imagina como escenario para varios de sus cuentos.
Escher intentatba representar con los medios de la perspectiva clásica una extensión espacial infinita en un espacio delimitado. Es la paradoja que Borges imagina como escenario para varios de sus cuentos.
Otro Mundo II, 1947 (xilografía) |
“El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente.” La Biblioteca de Babel,1949
Una pequeña esfera que contiene el universo entero: eso es el Aleph. En los dibujos de Escher también hay esferas que nos permiten contemplar dos mundos e imaginar universos simultáneos.
Mano con esfera reflejante, 1935 (litografía) |
Borges: En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor (...) El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna de espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. El Aleph 1948
Me gustaría prolongar el encuentro, oírles hablar sobre el juego, que es una constante para los dos, quizá porque pone los sentidos a prueba y consigue engañarlos. Ese engaño, que produce extrañeza y fascinación, es a su vez prueba de la imposibilidad de conocer el mundo.
Sobre su proceso creativo Escher decía: “si supierais lo que he visto en la oscuridad de la noche... A veces casi me ha vuelto loco la aflicción de no poder reproducir lo que veo. Comparado con ello, todo dibujo es un fracaso que no deja entrever ni siquiera una fracción de lo que tendría que haber desrito”
Borges responde: “No me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura”
¡Me encanta este artículo! Me gustan mucho tanto Borges como Escher, pero nunca se me habría ocurrido relacionarlos, nunca había pensado en ambos a la vez. Pero es curioso, muy curioso, simpre me habían fascinado los laberintos o escaleras imposibles que Escher dibuja en sus obras. Supongo que si lo piensas podría ser lo mismo que trata de representar Borges en palabras.
ResponderEliminarUna gran idea, buen escrito ^^